Situada frente a la costa brasileña, la isla de Fernando de Noronha está repleta de unos sapos de la especie cururú que están deformes.
Los anfibios invadieron la isla hace varias décadas y ahora casi la mitad tienen malformaciones en las extremidades, los ojos y la boca.
Algunos no tienen patas, a otros les faltan o le sobran dedos o los tienen deformes.
Y hay individuos que presentan anomalías en las mandíbulas y narices.
Cerca del 20% de los sapos deformes también están parcialmente o completamente ciegos. Algunos carecen de uno o ambos ojos, mientras que otros no poseen iris o los tienen decolorados.
Cazador pasivo
Y esas malformaciones han cambiado profundamente el modo en que se comportan.
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