CODIGO 32
Por: Francisco Berroa Ubiera, Historiador
La historiografía tradicional dominicana ha elevado a
Trujillo sobre el cielo. El dictador ha sido más que endiosado, sin embargo,
aquellos aspectos que lo dibujan tal cual fue han sido ocultados. Por ejemplo
el bisexualismo.
Con este trabajo pretendemos iniciar la total demitificación
del otrora dictador dominicano. Algunos para justificarse argumentaran que esa
era su vida privada, pero a este caso no puede aplicársele la máxima latina que
reza: “Vicios privados, beneficios públicos”, sino que debe decirse “Vicios
públicos, perjuicios colectivos”.
Los centros para orgías
El mundialmente famoso dictador dominicano poseía la fama de
ser un súper macho, por ello se creyó durante mucho tiempo que la amplia red de
centros de orgías a su disposición en todo el territorio nacional eran usados
para despojar de su virginidad a bellezas núbiles.
Entre estos centros se pueden citar los siguientes:
- la denominada Casa de Caoba o Las Caobas de San Cristóbal;
- la Casa Blanca de la Hacienda María;
- el Castillo del Cerro de San Cristóbal;
- la Casa de playa de Najayo;
- la Mansión de Barahona;
- la Suiza de Constanza;
- la Mansión de San José de Las Matas;
- la Casa de Santiago;
- las Habitaciones habilitadas para uso privado del tirano
en todos los locales del Partido Dominicano en el país;
- las residencias urbanas y campestres de algunos de sus
conmilitones y funcionarios en toda la nación;
- las suites presidenciales de los hoteles Jaragua,
Hispaniola, Embajador (en Santo Domingo), Maguana de San Juan, Montemar de Puerto
Plata, Cayacoa en Higüey, Hamaca de Boca Chica, Matum en Santiago, Montaña en
Jarabacoa, etc…
las casas de todos los gobernadores/as provinciales;
Es el propio Joaquín Balaguer quien pone de relieve las
escapadas de Trujillo a sus centros de orgías. Explica el estadista fallecido:
"Las noches pasadas en la mansión de "Las
Caobas", construida con maderas de la mejor clase en una colina situada en
medio de un valle primoroso, solía dedicarlas a expansiones íntimas con
personas de su mayor confianza. Amigos obsequiosos cuya ocupación principal
consistía en coleccionar mujeres para el harén del César, llevaban con
frecuencia a esas veladas a aquellas que habían sido escogidas por él, entre
las muchas que aspiraban a su protección o que acercarse al personaje
todopoderoso en busca de algún favor para sí o para alguno de sus familiares.
El día antes de su partida para Fundación, solían desfilar por el Despacho de
Trujillo una gran cantidad de aspirantes, por lo general bellezas núbiles
destinadas a alegrar la senectud melancólica de éste don Juan marchito. Las
candidatas eran traídas desde diversos lugares de la República y pertenecían a
todas las categorías sociales. Estas escenas, presenciadas desde lejos por la
empleomanía de Palacio, constituían uno de los signos más desalentadores de la
descomposición moral que en los últimos tiempos de la tiranía empezaba a minar
la sociedad dominicana" (Balaguer, 1993, PP. 276-277).
Para Balaguer, "Trujillo fue esclavo de sus pasiones.
(...) Muchos de los actos de Trujillo pueden interpretarse como manifestaciones
de insensatez o como brotes de locura".(Ibidem, P. 299).
Según el mismo colaborador del tirano, el hermano del
dictador, Amable Romeo Trujillo Molina (a) Pipí, decía que "el jefe es
como los gallos de calidad: cuando no tiene a quien picar, se pica a sí
mismo".
Aunque provoque asombro, esta expresión es en cierta medida
inexacta, porque el gallo Trujillo no tenía normas para picar, ni calidad en la
picada, y en lo sexual, se subía sobre las gallinas y las picaba, pero picaba
otros gallos, y no sabemos si también se dejaba picar.
Refiriéndose a las orgías de Trujillo en la llamada Casa de
Caoba de la hacienda Fundación de San Cristóbal, Almoina afirma: "Estas
orgías son las que pueden llamarse normales. Más hay otras de tipo viteliano,
para satisfacer los impulsos ambisexuales de Trujillo"(Almoina, 1999, P.
34).
Sobre esta conducta desviada del dictador, Almoina aclara
que:
"Para lo ambisexual, el hombre de confianza de Trujillo
es Manuel de Moya, que se desnuda ante su jefe y juntos realizan las más
indescriptibles combinaciones. Otro tipo igual, pero más degenerado, es Vega
Batlle, complaciente camarada del tirano, y... Rector de la Universidad. Hay
épocas en que el déspota se rodea de secretarios maricones. Es cuando le domina
la libido anormal".(Almoina, 1999, P.35).
Como se puede notar, Almoina considera a Trujillo un
bisexual, pero consideró que sus perversiones eran completamente anormales,
afirmando que en lo sexual Trujillo "no tolera resistencias ni
oposiciones. A una muchachita honesta que rechazó sus pretensiones, la
prendieron y se la llevaron, e hizo que todo el destacamento de Fundación la
poseyera [sexualmente] y así destrozada moral y materialmente, la mandó a su
casa" (Almoina, 1999, P. 34).
El narcisismo homosexual de Trujillo
Sobre el supuesto machismo de Trujillo, considerado como el
ejemplo superior de virilidad y de masculinidad nacional, casi nadie se imagina
que el tirano, incluso, se exhibía desnudo ante sus aduladores en una expresión
de narcisismo homosexual.
Sobre este tipo de conducta el que mejor ilustra las
desviaciones de Trujillo es Almoina, quien lo conoció tanto que fue durante 11
años su secretario privado, afirmando que:
"En una ocasión fueron a decirle a Trujillo que
Telésforo Calderón -La Calderona- y Vega Batlle -La Julia- habían sido
sorprendidos en una habitación del hotel Presidente, desnudos y acariciándose.
Un hombre decente o un macho como el dictador pretende ser, les hubiera mandado
a la fortaleza. Él reaccionó en ambisexual y premió el escándalo -por todo
ciudad Trujillo corrió la especie- haciéndolo a uno Secretario de Estado de la
Presidencia y al otro Rector de la Universidad".
"Esta Julia Vega, que como Moya cede también su casa al
Sátrapa, para que en ella se vea con mujeres o muchachitos, es también
reputadísimo alcahuete. Sin embargo, su esfera de acción es muy diferente a la
de la Mayer, a la que ya hemos aludido, y de la de Moya. Moya actúa en el
interior del país en los campos de La Vega, entre guajiritos y niñas de la
clase media; La Julia desarrolla sus actividades en los medios burocráticos,
entre mecanógrafas, oficinistas y estudiantes"(Almoina, 1999, P. 35).
En otro contexto de su obra Almoina amplía sobre la relación
Trujillo-Moya Alonzo. Moya Alonzo era:
"Antiguo maniquí de anuncios en Estados Unidos (aún
pueden verse en distintas ciudades del continente infinidad de fotografías que
le presentan en ropas menores anunciando camisetas y calzoncillos o vestido de
smoking con gesto amoroso, al lado de una rubia anunciando la brillantina
Glostora) que a más de servir a Trujillo como "mignon", le
proporciona (fiel a la práctica del ambisexualismo) doncelllitas que arranca a
los padres, ya en el campo, ya en la ciudad, para llevárselas a Fundación o aún
a la misma casa de Moya en donde el dictador las estupra. Por estas prácticas
llegó a elevarse a la categoría oficial de Ministro de Obras Públicas"
(Almoina, 1999, P. 199).
Balaguer define a Moya Alonzo como un "playboy", y
afirma que él era "una especie de Adonis que supo conquistar el corazón de
Trujillo con su belleza varonil y con su limpia sonrisa. Cualquier quebranto de
Moya Alonzo, por ligera que fuera, perturbaba a Trujillo"(Balaguer, 1990,
P. 213), relatando que en una ocasión don Emilio García Godoy le encontró
"enternernecido hasta las lagrimas" cuando uno de sus médicos le
ofrecía información sobre un quebranto de Moya Alonzo.
Explica Balaguer que:
"La circunstancia que aproximó a Moya Alonzo y a
Trujillo no deja de ser curiosa. Trujillo había visto durante un viaje a los
Estados Unidos, papeles y afiches en que Moya Alonzo aparecía anunciando la
pasta de dientes Colgate, y le llamó la atención la elegancia y la apostura del
sujeto. Cuando se le informó que era dominicano y que pertenecía a una de las
familias más distinguidas de del país, le hizo traer a su presencia y de ese
encuentro nació la simpatía que los unió durante el resto de sus días. Moya
Alonzo fue como una flor exquisita nacida al borde de un
lodazal"(Balaguer, 1990, P. 213).
A Moya Alonzo los médicos le diagnosticaron un tumor debajo
de la lengua; Trujillo lo envió a Estados Unidos y se sabe que:
"…durante varios días vivió (Trujillo) pendiente del
teléfono en espera del resultado de las pruebas correspondientes. Trujillo
murió sin conocer la verdad. La tragedia del 30 de mayo le ahorró el dolor de
ver con sus propios ojos, los estragos hechos por la cirugía en el cuello y en
parte del rostro del único tal vez de sus colaboradores a quien quiso con
afecto entrañable"(Balaguer, 1990, PP. 214-215).
Personalmente pongo en duda que exista una persona que haya
conocido a Trujillo mejor que Joaquín Balaguer. En su obra La palabra
encadenada, el Doctor explica que Trujillo:
"A las doce en punto subía al comedor del Palacio con
algunos de sus allegados. Aprovechaba estas comidas, para cambiar impresiones
con sus íntimos. Oía a muchos de ellos, en tales ocasiones, relatar episodios
históricos o pequeños chismes de familia. Era (Trujillo) extraordinariamente
afecto a las intrigas de salón y a los enredos sociales. Le encantaba (a
Trujillo) oír de labios de sus contertulios habituales, la relación de una infidelidad
conyugal o de algún descalabro sufrido en su honor o en su hacienda por algunas
de las principales familias dominicanas. En estas particularidades se revelaban
el matiz femenino que había en la complejidad de su carácter y el resentimiento
social que albergó siempre en su pecho" (Balaguer, 1993, PP. 271-272).
Trujillo adúltero
Pero las inconductas del dictador no se quedaban en el
contexto antes dicho; Trujillo también se satisfacía poseyendo sexualmente las
esposas de sus mejores amigos y colaboradores, tales los casos indicados por
Almoina -los de Frank Parra y Paíno Pichardo, entre muchos otros-.
La megalomanía de Trujillo
Trujillo mezcló el culto a su personalidad con sus delirios
de grandeza (Megalomanía), creyéndose superior a Napoleón, a César, Hitler,
Bolívar, y otros grandes hombres de la historia universal.
Tenía que oir y sentir constantemente el halago de las
lenguas melifluas de sus cortesanos.
Frases tales como "Dios Y Trujillo" acuñada por
Mozo Peynado; "Trujillo y Dios" de Logroño; o el contenido de
Merengues típicos como el titulado "Trujillo Molina, hombre sin
igual", cuyas letras se difundían por toda la nación: "Trujillo en la
tierra / en el cielo Dios", son un claro indicio de que el dictador era un
paciente psiquiátrico en potencia, atribuida esta conducta anormal a sus taras
sifilíticas y a una esquizofrenia progresiva.
A Trujillo, "Lo poseyó sin duda una megalomanía casi
patológica, pero la utilizó malignamente para rebajar a todos sus compatriotas
hasta un nivel en que a nadie le fuera posible competir con él en ninguna
actividad humana".(Balaguer, 1993, P. 284). La envidia hacía los demás
corría pareja con su profundo resentimiento social.
El dictador vivió a partir de 1937 cuando realiza la matanza
de haitianos de una crisis sicopática a otra, hiperbolizando su megalomanía.
Con sus hermosos y vistosos uniformes soportaba sobre su
pecho el peso de varias libras de medallas; ora con el bicornio o el tricornio,
ora con el traje de Generalísimo achamarrado, el dictador se paseaba entre sus
acólitos, hombres-mujeres, marcando el paso de la vida nacional.
Realmente Trujillo quiso parecerse al CESAR romano,
considerado en su tiempo como la mujer de todos los hombres, y el hombre de
todas las mujeres.
Los amigos del Dictador y la homosexualidad
Sobre quienes le rodeaban relata Almoina que:
"Las gentes que le rodean (cretinos, homosexuales,
analfabetos, negociantes sin escrúpulos, etc.) no son capaces de contradecirle
sino que sustentan el fuego de sus arrebatos y delirios de grandeza. Para ellos
la isla entera es pequeña y pobre, espelunca, ante la grandeza y majestad de su
genio, sin par en la historia del mundo."(Almoina, 1999, P. 208).
Y esos mediocres y cretinos, homosexuales y analfabetos son
los mismos que le repetían constantemente que a Trujillo nadie lo superaba en
todo el cosmos.
Se sabe que en 1949, Trujillo vivía:
"Un momento peligrosísimo, para él y para cuantos le
rodean. Sexualmente -explica Almoina, quizá movido por los celos- ha dado en
degeneraciones sodomíticas. De momento está en turno la Julia Vega, que además
le proporciona efebos (jóvenes machos) universitarios. Lo mismo sucede con
Moya, a quien la esposa del tirano prohíbe la entrada en Estancia Ranfis".
"Este fondo morboso del dictador, larvado de
criminalidad, le lleva ordenar asesinatos por los motivos más fútiles"
(Almoina, 1999, P. 104).
Asimismo se conoce muy bien que el dictador "se
enamoraba" con facilidad de ciertos oficiales jóvenes a quienes les daba
ascensos graciosos o los premiaba con importantes puestos en la administración
pública.
Otras veces se "encariñaba" tanto con sus
empleados y con los administradores de sus propiedades a quienes premiaba con
dinero, autos y viviendas, y estos eran casi siempre hombres muy jóvenes.
Según Almoina:
"A veces se dan casos de ascensos fulminantes,
meteóricos, como el del homosexual (Julio) Vega Batlle, que dedicado a
funciones de archivero en la Secretaría de la Presidencia, de pronto asciende a
Secretario del Departamento y después a Embajador, y después a Coronel, y
después a Rector de la Universidad, en poco más de dos años" (Almoina,
1999, P. 151).
A otros de sus favoritos los promueve a importantes puestos
de la administración pública, e incluso les da participación en sus empresas y
negocios. Por eso casi todos los asociados en negocios con Trujillo lo visitaban
con cierta frecuencia en sus centros de orgías.
Pero los favorecidos por el Dictador debían también resistir
su egolatría, sus maltratos, sus humillaciones, sus burlas, sus escupitajos,
sus devaneos de grandeza, llegando a creerse superior a los Padres la Patria.
Trujillo fue un misogínico en potencia.
Trujillo y la cultura
La conducta criminal, vinculada a la actitud del tirano
frente a la cultura y la ilustración, explican que:
"Para el tirano la ilustración y la cultura son
estorbos y aunque hace lo posible por aparentar que las protege, la realidad es
bien distinta: al frente de la Universidad coloca a un coronel (a Julio Vega
Batlle) que además todo el mundo sabe que es homosexual y uno de los más
abyectos alcahuetes suyos" (Almoina, 1999, P. 96).
El presentimiento de Trujillo sobre su conducta sexual
En enero de 1960 el dictador tenía la expectación de que
aspectos íntimos de su vida sexual saldrían en público fuera del país.
Cuenta Balaguer que Candido Torres, el agente del S.I.M., se
acercó a Trujillo en la avenida George Washington y le mostró un artículo de
Tad Szulc publicado en el periódico norteamericano The New York Times, que
contenía fuertes críticas al régimen.
Según Balaguer, en un primer momento Trujillo recriminó la
actitud del agente, y luego, media hora después,
"Antes de retirarse para abordar su automóvil y
recogerse en Estancia Radhamés, Trujillo llamó en voz alta al mayor Cándido
Torres. "Repítame -le ordenó- lo que dice el artículo del "New York
Times". "Nuevas calumnias contra el régimen, señor", se limitó a
responder el mayor Torres. "Pues bien, agregó entonces con acento áspero
Trujillo, acuda a mí cuando usted encuentre en la prensa de los Estados Unidos
un artículo en que se diga que Rafael Leónidas Trujillo es maricón"
(Balaguer, 1990, PP. 366-367).
Y como Trujillo estaba tan seguro que lo iban a decir, todo
parece indicar que él lo era.
La delicadeza del adolescente Trujillo
De acuerdo con Bernard Diederich:
“Trujillo no había sido un adolescente típico. No como el
turbulento Juan Tomás (Díaz). Gastaba más dinero, según se decía, en perfumes y
en el cuido de su apariencia que en licores. Muchos creían (en San Cristóbal)
que era homosexual.”(2000).
Trujillo visto por Bosch
Trujillo fue un resentido social que desde niño parece que
recibió el desprecio de los de “Primera”, y desde que tuvo oportunidad aspiró a
integrarse a los clubes y a las actividades de la gente de primera. Él debió
emplearse a los 16 años como empleado de una oficina de correos y como resalta
Bosch era tan ambicioso que a su primera hija le puso Flor de Oro y a su
primera yegua, un regalo recibido a los 14 años, la nombró Papeleta que era en
nombre que se le daba a los billetes de los Bancos.
Trujillo se creía de primera y siempre fue muy ambicioso,
pero en su infancia y en su juventud debió confrontar serias limitaciones y
sabe solo Dios cuantas frustraciones le afectaron.
Esos fueron los motivos por los cuales siempre exhibió un
comportamiento agresivo.
Bosch relata que a su padre, don José Bosch, una vez
Trujillo lo acusó de tener una casa de prostitución para justificar su
apresamiento en respuesta a un artículo de Bosch contra Trujillo publicado en
el exterior.
Por ello, sostiene Bosch en su obra “Poker de Espanto en el
Caribe” que
“Ahora bien, Trujillo tardó años en destacarse. Desempeñó
trabajos más o menos humildes, él tenía conciencia de que era capaz y
constante. Esto unido a lo ya descrito, y a su ambición de dinero sin que viera
como había de cumplirla, creo en el un complejo de inferioridad de tal
profundidad que de el solo podía salir denigrando a los otros, afirmándose a si
mismo que eran indignos, o ladrones o viles. Desde luego ahí entraba en juego la
vulgaridad de su alma, tan notable desde sus primeros años que sus amigos de
entonces recuerda todavía la facilidad con que insultaba, como un jayán, a
damas y ancianos, cuando creía que obstaculizaban alguno de sus propósitos. Esa
vulgaridad la trajo él a la vida pero sin duda hubiera podido ser enmendada en
un ambiente que no le hubiera ofendido en su dignidad humana. Para su mal y el
de su país, sus jefes norteamericanos en la fuerza constabularia no le
enseñaron a respetar la virtud sino que fueron para él maestros en el desprecio
a los dominicanos”(Bosch, 1990, PP. 43-44).
Destaca Bosch sobre Trujillo que:
“En realidad hay que rendir homenaje a sus excepcionales
dotes de intrigante y a su enorme capacidad para la simulación (...) Era de
orgullo satánico y parecía humilde, al extremo que no alarmó a nadie con
publicidad inoportuna; se enriquecía dentro del ámbito de sus funciones
cobrando sueldos de soldados inexistentes, pero no daba que decir porque no
hacía negocios fuera de los cuarteles. Su naturaleza íntima seguía siendo la
del joven que escandalizó y humilló a las señoras del Baní mostrándose desnudo,
pero nadie podía imaginarse, diez o doce años después de ese incidente juvenil,
que bajo su uniforme militar escondía aquella agresividad de sus años mozos. Su
sentido de la autoridad era tal, que los contados amigos con los cuales
celebraba bebentinas tenían que tratarlo con todo respeto y a distancia al día
siguiente de una fiesta de hombres solos”(Bosch, 2002, PP. 133-134).
Trujillo fue visto femenino por un Calié
Por su parte, un famoso agente del SIM, Víctor Alicinio Peña
Rivera dice sobre Trujillo:
“Era un hombre fabuloso para sus conciudadanos, que
escuchaban narrar en secreto sus proezas sexuales. A Trujillo le atribuían
muchos excesos sexuales, que en verdad no podía tener. Su capacidad sexual era
indiscutible, pero su gran capacidad para todo cuanto se le atribuía podía
tener un signo de interrogación. Pero también puede ser aceptado como un hecho
indiscutible que en la era moderna ningún otro hombre destruyo la virginidad de
la mujer con mayor frecuencia.”
“Trujillo era un hombre en todos sentidos, pero como era un
hombre de grandes contrasentidos, en su manera de ser se asomaban tendencias
muy femeninas.”
“Tenia un apego femenino por las cremas, afeites y perfumes.
Y su apego a la feminidad se evidenciaba en su entusiasmo por “el chisme” (Peña
R., 1977, PP. 41-42).
Hoy se conoce que Johnny Abbes García se inicia en la vida
pública como deportista, incluso fue cierto tiempo un buen masajista de
atletas. El sicario usado por Trujillo para eliminar a las hermanas Mirabal, es
decir, Víctor A. Peña Rivera, informa lo siguiente sobre Johnny Abbes García:
“Su reputación no era buena. Se le conectaba al
homosexualismo –a Abbes- y se hablaba de que Nieves Luisa, hermana de Trujillo,
ordenó darle una golpiza por su insistencia en mantener compañía con uno de sus
hijos, no obstante haber sido advertido de que no lo hiciera.”
“Johnny Abbes García había excitado la imaginación del
generalísimo.”(Peña, 1977, P. 116).
Cómo lo había excitado…?
Se sabe muy bien que cuando Trujillo se acerca a Abbes
García ya estaba confrontando problemas de próstata, y padecía de incontinencia
urinaria, de tal forma que debía cambiar el pantalón varias veces al día, y la
única persona que colaboraba con él en estos íntimos menesteres era Johnny
Abbes, joven y con unas condiciones para el crimen y el ambisexualismo
similares a la de Trujillo.
Quedaba demostrado que “las aves con las plumas del mismo
color vuelan juntas”.
Según Víctor Alicinio Peña Rivera, refiriéndose a Trujillo:
“Cuando le acompañé a la población de Cotui, y al
prolongarse los actos con que se le rendía homenaje, muchas personas pudieron
percibir la fea mancha que se había formado en su usualmente impecable
atuendo.”
“Esa era la condición física y emocional del Jefe cuando
escogió a Johnny Abbes García como su eminencia gris” (Peña, 1977, PP.
117.118).
Era Trujillo el gran macho o el gran bisexual ?. Juzgue
Usted.
Fuentes y bibliografía citadas:
Almoina, José: Una satrapía en el Caribe, Santo Domingo,
Editora Colé, 1999.
Balaguer, Joaquín: La palabra encadenada, Santo Domingo,
editora Corripio, 1993, 2a. Ed.
Balaguer, Joaquín: Memorias de un cortesano de la Era de
Trujillo, Santo Domingo, 1990.
Bosch, Juan. Poker de Espanto en el Caribe, Editora Alfa
& Omega, Santo Domingo, 1990, 3ª. Ed. Bosch, Juan. Trujillo, causas de una
tiranía sin ejemplo, Alfa & Omega, Santo Domingo, 2002, 9ª. Ed.
Diederich, Bernard, Trujillo, La Muerte de un Dictador,
Fundación Cultural Dominicana, Santo Domingo, 2000. 5ª. Ed.
Peña Rivera, Víctor Alicinio. Trujillo, Historia Oculta de
un Dictador, Plus Ultra Educational Publishers, Inc., Madrid, 1977.
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